Cuando decidí trasladar mis relatos cortos desde el cajón virtual de un disco duro hasta aquí, convirtiendo mis borradores en publicaciones (el que no se conforma es porque no quiere), tenía claro lo que quería y no quería conseguir.
He visto llover lo suficiente, muchas veces ya sobre mojado, para no provisionarme de falsas expectativas. Renuncié -ya no recuerdo cuándo ni le pongo cara al por qué- al encuentro con la fama que una vez se me antojó inevitable. No vivo de esto, ni a estas alturas vivo para esto. Me conformo, a falta de mejores realidades, con alinear mis historias en esta estantería interminable. A la espera de alguien a quien le puedan entretener.
No quiero en cambio -y comprenderé que me juzgues de contradictorio- convertir esta web en un repositorio de miles de relatos cortos de centenares de autores diversos. Hay -lo sé, porque he estado- muchos sites donde puedes subir tus escritos, y no veo la necesidad de convertir éste en uno más. Es -lo siento- el rincón que necesito para ser, sentirme, escritor, sin diluirme en un mar de reclamos múltiples.
Me gustaría ir convirtiendo poco a poco este blog en algo transversal, donde tuvieran cabida diferentes contenidos de interés más allá de los propios textos literarios. Incluir consejos para escritores, entendiendo como tal tips y métodos que a mí me funcionan. Abrir canales de comunicación, donde poder interactuar y obtener el necesario feedback tanto con los lectores como con autores de diferentes especialidades artísticas. Dejar una puerta entreabierta a estancias vecinas, como mis composiciones musicales (veo poca televisión, qué quieres que te diga)
Hasta hace poco esta web se llamaba Relatos Breves Fritos. Buscaba ser ese título un remedo supuestamente ocurrente de la película Tomates Verdes Fritos. La idea, más allá de su estupidez subyacente, era poner el énfasis en lo de «fritos», y pretendía constituirse en excusa por anticipado ante el hecho de que la mayoría de los textos que encontrarás aquí han sido cocinados «vuelta y vuelta», sin haberle dedicado el tiempo necesario para obtener ese umami literario al que la mayoría de escritores aspiramos. La ventaja/inconveniente de escribir libre de compromisos es que se acaban primando los cantos de sirena de una nueva idea sobre el interminable proceso de erosión que conlleva redondear hasta la perfección (o subsidiariamente el agotamiento del artista) cualquier texto que se precie.
Si mis tiempos (el relativo y el absoluto) lo permiten, quisiera ir colgando los capítulos de mi primera novela, que ya tiene argumento, personajes y moraleja pero no título. Presiento como una actividad enriquecedora la posibilidad de mostrar de forma transparente el proceso de escritura de un libro, con sus dudas y sus enmiendas, con sus reediciones y sus lagunas.
En definitiva, deseo que sea lo que sea que busques, o lo que te permitas encontrar, lo halles en este remoto rellano virtual de un servidor.
Bienvenido/a a Relatos Cortos.